Por fin descansas, Rafael.
Conchita y tú ya estáis juntos para siempre,
y está bien,
Todo lo que ocurre es porque tenía que ocurrir,
no podría ocurrir de otra manera.
Todo fluye, todos fluimos en ese rio de la vida,
que nos llega, nos pasa y nos traspasa,
unos construyendo, otros derribando
todos empeñados en hacer algo.
Tú has construido Rafael,
a nosotros nos toca decidir,
encontrar el sentido a nuestras vidas.
Todo lo que sea servir a los demás es construir.
Servir con una fe adulta por una Iglesia mejor,
más Evangélica, más misericordiosa,
más humana, como Jesús lo hizo.
Tú, Rafael, has construido,
has pasado por el mundo haciendo el bien,
construyendo, ese es nuestro sentido
Y también nuestro destino.
Gracias, Rafael
Víctor Daniel Blanco Rodríguez
8 de febrero 2015